Por Susana Velleggia
La sección Bailando Kids del programa citado mereció una denuncia mía ante el COMFER el 26-05-094 (ver Página 12, Suplemento “El Megáfono” 29-05-09) por vulneración de la Convención Internacional de los Derechos del Niño. Con posterioridad la Comisión Argentina de Seguimiento de la misma hizo otro tanto.
Motivó mi denuncia el ejercicio de la violencia simbólica contra los niños y niñas que participan en dicha sección, en tanto son exhibidos y forzados a trabajar, actuar, vestirse, competir entre sí y representar una sexualidad que es propia de la edad adulta. Esta violación de sus derechos conjuga distintos aspectos. Se vulnera el derecho a la intimidad de los menores, así como las leyes laborales vigentes. Más grave aún, los niños son incitados de manera compulsiva, por un adulto, a asumir la identidad adulta a fin de ser “ofertados” en la pantalla de TV como objetos para la diversión, el consumo y/o el entretenimiento de los adultos. El conductor efectúa alusiones con doble sentido (sexual) que no es captado por los niños –no tienen la edad para ello- y este es el motivo de la risa y los guiños cómplices a la audiencia adulta.
Siempre que un grupo social –o conjunto de personas con ciertos rasgos comunes, en este caso la edad- es tratado como “objeto para” (el consumo, la diversión, el placer, etc. etc.) de otros, se está practicando una expropiación de su identidad y, por ende, de su condición de sujetos. Se trata de una de las prácticas más conocidas de violencia simbólica que suele anteceder, acompañar y justificar el ejercicio de la violencia física hacia el grupo concernido. En términos de la construcción social de sentido, al naturalizarse en la sociedad la condición de objetos de ciertos sujetos –en este caso los niños- se está tratando de legitimar que éstos pueden ser usados por otros con el fin que más les plazca… Si abusar de los niños da risa: ¡Que chistoso es Tinelli!
